Hago yoga, meditación, voy al psicólogo, quedo con un montón de gente, hago deporte, deambulo por la calle, por la montaña, por la playa, por los parques y por los supermercados, pero cada día llega ese momento temido: VOLVER A CASA SOLA.
Vivir sola puede ser algo genial, de hecho hay gente que lo busca pero no es mi caso, a mi me lo han impuesto. Esto es una condena que estoy pagando y aún no sé muy bien cual es mi delito. ¿Enamorarme? ¿compartir un proyecto con alguien? ¿Pensar que era el amor de mi vida?. Llevo todo un año obligada a vivir sola. Yo pensaba que en poco tiempo encontraría a alguien que me acompañase en el camino y entonces apareció Kike, que igual que vino se fue.
Estaba convencida de que el duelo ya había pasado. Pasé por cada una de las fases que te explican los libros, desde el shock y la negación, hasta llegar a la aceptación, pasando por la rabia y la depresión. Había aceptado que esto era lo que había, que a partir de ahora tenía la oportunidad de empezar de cero una nueva etapa en mi vida y conocer a otro Príncipe Azul o de otro color.
Pero resulta que sigo jodida. ¿Por qué nadie te lo explica? Nadie te dice que un año después las cosas no son de color de rosa y muchísimo menos cuando tú te quedas viviendo en la misma casa que compartíais y absolutamente TODO te recuerda al él y a la época en la que estabais juntos, erais felices y teníais un proyecto en común. Ojalá tuviese una máquina del tiempo y pudiese retroceder hasta ese momento. Haría las cosas de otra manera, haría todo lo posible porque no se fuera, intentaría hacerle el hombre más feliz del mundo. Lo que sea por no estar sola.

Voy a buscarle por Facebook y le volveré a solicitar amistad, porque Impulsivos Anónimos me obligó a borrar su teléfono, su correo electrónico y bloquearle en las redes sociales para evitar ponerme en contacto con él. Pero ahora es diferente porque me merezco una segunda oportunidad y esto será el fin a mis problemas, a la sensación de angustia y de asfixia cuando llevo mucho rato encerrada en estas cuatro paredes, a la frialdad del invierno en una cama tan grande, a la tristeza de despertar y no tener a nadie a tu lado, y sobretodo a la búsqueda agotadora de buscar pareja. Ya no necesitaré buscarme a mí misma porque le habré encontrado a él.
Impulsivos Anónimos... ¡me encanta! Tenemos que intercambiar información sobre nuestros impulsos patéticos del pasado, jejejejejeje. ;o)
ResponderEliminar